Nacida en Londres, Inglaterra
Al anunciar el fallecimiento de la reina Isabel II el 8 de septiembre de 2022, la primera ministra británica Liz Truss afirmó que: “Fue la roca sobre la cual se edificó la Gran Bretaña moderna”. En efecto, fue una figura constante a través de los profundos cambios en el Reino Unido durante su reinado de 70 años.
La reina Isabel pasó al primer lugar en la línea de sucesión en 1936, cuando su tío, el rey Eduardo VIII, abdicó y su padre se convirtió en el rey Jorge VI. Isabel accedió al trono el 6 de febrero de 1952 y pronto emprendió la primera de sus 285 giras oficiales. Conoció a trece de los pasados catorce presidentes de EE.UU. y asesoró a quince primeros ministros británicos y numerosos líderes de la Mancomunidad.
Para muchos, Isabel será siempre símbolo de estabilidad y buena voluntad, pero su muerte también ha generado discusiones sobre los vínculos de la monarquía con el colonialismo. La reina vivió la compleja transformación del Imperio Británico en Mancomunidad, múltiples conflictos militares, avances tecnológicos y reformas sociales. Con responsabilidad y diplomacia, representó a sus amplios dominios manteniendo oficialmente su imparcialidad.
